La Rueda de la Fortuna, del Tiempo y de la Vida: los Arcanos del Tarot en tiempos de Pandemia

Por Alicia Vidal

En estos tiempos de cuarentena donde muchas cosas del mundo físico se detuvieron hay mucho en nuestro interior que sigue activo, sobre todo las reflexiones sobre lo que estamos viviendo y cómo saldremos de esto.

Las enseñanzas del tarot me acompañan día a día y desde que empezó este tiempo de “guardarse” me vienen las imágenes de los arcanos que podrían reflejar lo que está pasando. Ya hice referencia a El Colgado, la primera sensación que tuvimos de quedarnos atados de pies y manos y en posición invertida, inmovilizados, luego, seguí con La Torre, con el rompimiento de todo aquello que nos daba estructura, para luego proseguir con La Templanza, ese arcano que invoca la paciencia, nos inspira confianza y actúa como una suerte de ángel guardián.

Y hacía rato que pensaba en La Rueda de la Fortuna, el arcano número 10 que nos indica que todo lo que está arriba puede ir para abajo y al revés, aquello que está abajo puede quedar arriba.

La propia palabra “fortuna” la solemos asociar a algo bueno, incluso a la abundancia de dinero, por eso, en un principio, me costaba incluir esta carta dentro de la secuencia de las cosas que nos van pasando al compás de la pandemia donde la crisis, la escasez y el control nos acompañan día a día. Pero, a su vez, me resultaba muy fuerte pensar en esta sensación de que todo lo que sube luego baja y no hay posiciones fijas. Como si algo pudiese brillar y reinar en un lugar que pareciera inamovible y luego, de buenas a primera sumergirse en la oscuridad y el confinamiento. Los poderosos pueden pasar a la ruina y los débiles pueden resultar exitosos en un abrir y cerrar de ojos o con una simple vuelta de la rueda.

“Fortuna era, en la mitología romana, la diosa de la suerte, buena o mala, aunque siempre se tendió a asociarla con lo bueno —lo fasto— y la fertilidad; de modo que la adversidad ha pasado a ser casi sinónimo de infortunio” dice Wikipedia. Si tomamos la fortuna en sentido de fortuito, imprevisto, accidental o casual, vemos cómo entra en sintonía con estos tiempos.

Lo más fuerte es sentir como todo puede cambiar de un momento al otro y no hay nadie que tenga una posición asegurada. Tampoco hay verdades que logren explicar lo que pasa, la propia ciencia institucionalizada no tiene a su alcance todas las respuestas. Hay ensayos de prueba y error y modelos a seguir o no seguir, pero la situación, el tiempo, la rueda sigue girando y entretanto surgen los intentos para no caernos, para no sucumbir.

¿Quién diría que las principales ciudades del mundo dejarían de funcionar por la expansión de un virus que ni siquiera está al alcance de nuestra vista? ¿Cómo imaginar que todo aquello que resulta intangible hoy tiene más poder que el mundo material en sí mismo? ¿Qué pasará con este cambio? ¿Cuánto dura en tiempo? ¿Qué secuelas dejará? ¿Quiénes serán los ganadores y quiénes los perdedores? ¿Se podrán aplicar las mismas lógicas de ganar o perder que veníamos usando? ¿Será realmente que habrá “un antes y un después”?

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Casi nada de esto tiene respuestas ciertas, solo tenemos el presente que estamos viviendo.  En la rueda lo único que se mantiene en el mismo lugar es el centro, el epicentro, nosotros mismos como seres humanos tironeados y atados por las circunstancias que simbólicamente son como los rayos.

No hay lugares “comprados”, todo se puede ganar o todo se puede perder y solo queda el centro como eje de ese eterno girar del tiempo, de la vida.

Aquí comparto entonces parte de la sección dedicada al arcano número X de mi libro “Del Loco al Héroe: la Ventura del Tarot”

“Se reconoce aquí que la vida es permanente movimiento con ciclos ascendentes y descendentes. Se demanda aceptación del devenir y la consiguiente toma de decisiones”

“La Rueda de la Fortuna tiene su propio movimiento que gira sin nuestro control. En su dinámica va describiendo ciclos y lleva implícitos cambios, transformaciones, evolución. Se presenta como un acontecer inesperado y no controlado, activado por circunstancias externas. Y así, las cosas pueden pasar de arriba hacia abajo en su permanente devenir ascendente y descendente.»

«Es el hombre, el cual se encuentra en esta rueda, que a la manera del hombre de Vitrubio de Da Vinci, es la medida de todas las cosas. El arquetipo está reclamando una actitud activa de toma de consciencia y posición frente a los cambios.”

Si te interesa acceder a mi libro, ya lo tengo en formato pdf y podés adquirirlo, entrá en en este apartado y te cuento más.

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