Sitemarca – Noticias de Marcas Todas las novedades acerca de marcas, publicidad, marketing
Por Alicia Vidal
Fui al cine Artemultiplex de Cabildo para ver Amor a la Carta y resulta muy recomendable.
Se trata de una película que retrata la vida en la gran ciudad de Mumbai, en la India, donde es habitual que las mujeres envíen una vianda con el almuerzo para sus maridos.
Este film es del estilo “historias mínimas” o sea, son el reflejo de vidas que no parecen tener nada interesante para contar, pero entremedio de tanto gris las pequeñas cosas cotidianas pueden tomar otro sentido si se introduce un cambio inesperado.
En este caso se trata de un equívoco que llevó la lunchera a otro hombre, no al marido de la protagonista. La película refleja de un modo muy pintoresco como salen los almuerzos en busca de los oficinistas y luego vuelven las luncheras vacías a las casas.
La rutina refleja una maquinaria que funciona como un relojito y aparentemente nunca se equivoca, tanto que dicen que hasta vinieron de Harvard a estudiar el tema.
Por eso, en su versión original la película se llama “LunchBox” en alusión a la “Lunchera”.
Pero el título “Amor a la Carta” está muy bien puesto para quienes no conocen esta costumbre presente en la India y para quienes se sienten atraídos por la vuelta de la magia de la comunicación por carta manuscrita.
“A la carta” también remite a un menú, y eso también es un eje central de esta historia, porque el amor se expresa a través de la comida, y luego de la palabra.
La película también es una buena manera de conocer un poco de la India, ya que refleja cotidianeidades que difícilmente son las que se proyectan en el imaginario de quienes piensan en este país.
Y vayamos a las frases. Pocas pero muy interesantes para acopiarlas.
“La vida es muy difícil en estos días. Hay mucha gente y todos desean lo que el otro tiene”
“Un bocado de esos y te construirá el Taj Malal” le dice la tía, de la cual solo se escucha la voz pero resulta un personaje clave para la protagonista.
“Olvidamos las cosas si no tenemos a quién contarlas”
“A veces el tren equivocado te lleva al lugar correcto”
Aquí pueden ver una crítica convencional publicada en La Nación.
