Los primeros 100 días por Claudio Giovanelli Zaia DGC de Geometry Argentina


Por Claudio Giovanelli Zaia DGC de Geometry Argentina

Ya llegamos, increíblemente, ya se pasó el primer centenar de días encerrados. Esta unidad de medida de días, se suele utilizar para medir la gestión ¿Qué pasa si evaluamos como se comportó el comercio digital?

Sin dudas, muchos se vieron afectados; desde el local chiquito, hasta los grandes supermercados. Todos chocaron contra lo impredescible, contra lo desconocido, contra una gran ola de pedidos online y deliveries que no pudieron afrontar con éxito durante el primer mes de la cuarentena. La cadena de suministro si bien se rompió, hubo empresas que lograron resolverlo, haciendo imperceptible al ojo del cliente esa falta de productos.

Si bien, hubo marcas que cuentan con un ecommerce bien desarrollado, no entregaban en tiempo y forma, o la página “caía” y, lo único que se generó, fue rechazo hacia ese canal. No hay nada positivo en hacerlo a medias tintas. De nada sirve tener un lugar abierto para hacer dos horas de cola para entrar, como tampoco sirve promover apresuradamente “la entrega por local” cuando el tiempo para que te atiendan es mucho menor al tiempo que uno pasa haciendo la cola.

Vamos a los triunfadores, aquellos que por suerte, por casualidad o por tener la bola mágica, lograron tener todo preparado para esta ola de pedidos vía online. Pero ¿los saturó ésta nueva era? Quizás; pero lograron agrandar su flota de envíos, hacer nuevas alianzas y, así, salir victoriosos. Lo más positivo es que, además de salir ganadores y con la espalda ancha, pudieron seguir ofreciendo más, poniéndose sobre todo en el lugar de los “encerrados”.

Y creo que acá esta la clave, no es cuestión de ofrecer soluciones rápidas, sin pensar, para salir del paso, porque “ya se va a acomodar todo”. Sirve ponerse en lugar del shopper, pensar en sus angustias, meterse en su cabeza, analizar y entender cómo podemos ayudar, de que forma, comprendiendo profundamente el modo de compra, en como linkearnos en el plano digital, para que no todo sean anuncios de artículos de gimnasio y recetas en casa.

Otro capítulo aparte son las plataformas de pago; cómo algunas de ellas lograron alcanzar kilómetros de ventaja y, el resto, se quedo esperando una solución mágica. Entender el no manejo de efectivo fue fundamental, la excusa perfecta, para que esos billetes plagados de animales y bacterias, profundamente mortales (según el nuevo hoy), se queden en el banco y se materialicen a través de la billetera virtual.

Se abrió una puerta nueva para las transacciones que, sí bien en otros países (más desarrollados) existen hace no tanto tiempo, este virus, le dio la oportunidad de explotar del mejor modo posible en nuestro país. Las transferencias, y las formas fáciles de hacerlo (transferencias bancarias desde un mensaje de texto), hasta las plataformas conocidas de billetera virtual, la agilidad de las ya conocidas tarjetas de crédito con chip y hasta la decisión rápida de no necesitar la firma en los cupones.

Este es un nuevo mundo y estoy seguro que las nuevas formas de pago, no tiene marcha atrás, dejemos las discusiones de animales o presidentes, para centrarnos en tener bancos que nos den facilidades para este nuevo hoy, o en apps que nos den el soporte que nosotros necesitamos, desde pagar por whatsapp, o transferir rápidamente dinero, o hacer canjes de productos orgánicos.

El último punto acerca de estos 100 días lo ganan las empresas pequeñas que, apoyándose en el delivery, lograron surfear este momento espantoso para la humanidad. Desde la verdulería o heladería que no hacía envíos y por fuerza mayor tuvo que empezar, y aplanar la curva del conocimiento en dos días, para poder ofrecer el mejor servicio posible. Hasta los particulares, que se volcaron a las redes sociales para vender, desde rutinas de ejercicio y alimentación, hasta mascarillas en tiempo record a gente cercana a su domicilio.

Esta es una “moda” que en los Estados Unidos lleva mucho tiempo y el que vio Chef’s Table, lo va a entender: se llama consumo comunitario, comprarle tomates al tipo que vive en tu pueblo, o en nuestro caso, barbijos a la modista de tu partido. De esta forma estamos, además de no exponernos, ayudando a nuestros vecinos, donde la oferta es mucha, y la competencia también y eso hace que los precios no sean disparatados; y si es así… en un swipe, ya encontraremos uno mejor.

Una amiga me dijo al inicio de la pandemia en una presentación, citando a Guillermo Oliveto “El que acompaña en la mala, cobra en la buena”, una frase que a principios de 2019, no tenía mucho sentido, pero en el 2020 la hizo aún más relevante que un tapabocas; y cada día que pasa se hace mejor, el negocio que te fio porque no habías pasado por el cajero, se ganó tu corazón. El supermercado que en medio del caos, te dejó comprar y pagar sin sufrir, se ganó otro pedazo; el tipo cerca de tu casa que se subió a su auto y te llevo huevos y te acepto una transferencia también. Estamos rodeados de oportunidades, que si las ejecutamos bien, podemos ganarnos el corazón de nuestros clientes que, básicamente, es lo que todas las marcas quieren.

Como rezan todos los himnos de clubes de fútbol “las buenas ya van a venir”… ojalá sea rápido, antes de otros 100 días.

Claudio Giovanelli Zaia
Director General Creativo de Geometry Argentina.

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