Como El Colgado, quedamos varados por el #Coronavirus

Por Alicia Vidal

Como El Colgado quedamos varados… y atados de pies y manos

Lo que más me gusta del Tarot es la capacidad para describir situaciones con una sola imagen, ese es el poder del lenguaje simbólico.

Desde que empezó este tema de la pandemia del Coronavirus sentí que como nunca estamos vivenciado la sensación que describe el Arcano XII, la carta de El Colgado. Es una situación en la cual tenemos que parar sí o sí. No es algo elegido, sino forzoso.

No es agradable pero la vida no nos da otra opción. Y obliga a ver las cosas desde otra perspectiva, porque solo hay lugar para pensar y repensar.

Se asemeja a la posición invertida de yoga o bien remite a la figura del condenado, al que lo colgaban y sacrificaban. Si elegimos la primera opción podemos aprovechar estos tiempos para oxigenar nuestra mente con nuevas ideas y rever lo que hacemos por nosotros y por nuestro prójimo.

Habitualmente, cuando sale en una tirada se refiere a una circunstancia individual donde uno tiene que esperar, no tomar decisiones apresuradas, o bien hay un hecho inesperado, como una enfermedad o un choque o cualquier otro inconveniente, que nos obliga a detenernos y nos deja atados de pies y manos.

En este caso, se trata de algo que nos interpela y nos frena a todos. No reconoce fronteras ni jerarquías, no se ve con los ojos pero puede hacer estragos en el cuerpo, es pequeño pero infinitamente fuerte…

Comparto parte del audio del capítulo de este arcano de mi libro “Del Loco al Héroe: la ventura del Tarot” y lo acompaño con diversas imágenes de esta carta de lo tantos mazos de mi colección.

Esta carta, que podría interpretarse a primera instancia como un castigo, en verdad es una prueba que deberemos convertirla en una oportunidad. Podría ser el comienzo de una nueva perspectiva, de una transformación de nuestra realidad, una reorganización.

La propia detención puede ser la herramienta para movilizar un cambio del cual aún no somos conscientes. Esta postura no impide mantenerse receptivo, ampliando la mirada y con una escucha más atenta. Si se toma como una circunstancia punitiva, hay resistencia. Si se la considera como un desafío, habrá que hacer uso de cierta capacidad de adaptación para dar lugar a otra mirada de la realidad. Patas para arriba se ve distinto.  El sacrificio no es resignada penitencia, sino una instancia que tal vez nos ilumina en otro plano de conocimiento que puede llevarnos a un crecimiento espiritual, a la reconexión con la vida.

Si quieren pueden escuchar toda la sección de El Colgado en el link que comparto aquí 

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