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Por Alicia Vidal
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Hoy en el Suplemento Sí de Clarín apareció una nota que enseguida me hizo acordar a una entrevista que hice a un inventor local. En ambos casos salta a la vista el tema de los ladrillitos.
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En la nota que hice en marzo de 2011 Luis Pittau, de Emium, relataba cómo se pueden convertir unos simples envases de bebidas en objetos encastrables multipropósito.
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O sea, luego de beber un jugo, por ejemplo, se podía guardar el envase para reconvertirlo en un juguete, un mueble o hasta se podía realizar una vivienda. Y todo con forma de ladrillitos.
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Bueno, ahora descubrí que desde Italia, la gente de Flusso Creativo, también anda con una idea parecida, pero esta vez para los tachos de basura.
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En este caso se presentan contenedores de residuos con encastres que luego se pueden utilizar para construir objetos lúdicos.
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La moda del ladrillito para armar y desarmar parece que hoy se ha convertido en una solución para el reciclado, con el aditamento que además tiene una función lúdica muy saludable también.