Cuando hackean nuestra intimidad y lo privado se hace público

Por Patricio Gómez Di Leva*

Filmarse, sacarse fotos o tener un encuentro sexual on-line es una fantasía de muchas parejas, y cada vez son más las que se animan a concretarla, pero esto implica algunos riesgos. Una opción segura de hacerlo puede ser filmarse y verse en el momento pero no guardar las imágenes.

Pero, ¿qué pasa cuando estas imágenes se hacen públicas?

La intimidad es una parte de nuestra vida que reservamos para compartir con algunas personas o incluso para compartir sólo con nosotros mismos. Los límites pueden ser más o menos precisos pero siempre existen. Estos espacios son una necesidad y un derecho, por lo tanto están o tienen que estar protegidos por la ley.

Pero la realidad muchas veces se adelanta a la ley, y eso es lo que sucede con las violaciones de la intimidad a través de nuevas tecnologías, lo que nos lleva a exponernos a situaciones en las que nuestra intimidad queda al descubierto.

Lo más básico es configurar la privacidad en las redes sociales, trabajo que no es demasiado complejo. Pero las cosas se complican mucho más si un hacker pone a una persona en su mira, y esto es lo que le pasó en el último tiempo a varios famosos.

Hace algunos años, empezaron a aparecer los primeros videos que claramente pertenecían,hasta ese momento, a la intimidad de diferentes personas públicas. Y acá tenemos que hacer la primera aclaración: que una persona sea pública no implica que no tenga o quiera tener una vida íntima. Mas allá del grado de exposición que pueda tener, siempre hay una parte de la vida de esa persona que pertenece a su intimidad. Es esa parte que elige compartir sólo con determinadas personas o directamente no compartir.

Tenemos que entender que el problema parte de la invasión a la privacidad de una persona. No importa lo que se esté haciendo, o si es con su marido, su novio o está caminando por su casa.

Como decía anteriormente, hay parejas que disfrutan de filmarse o tomar fotos durante la relación sexual. Algunas lo concretan y en general lo viven como una experiencia positiva. El problema es que, cuando esto se publica, pierde todo su sentido y se puede transformar en una pesadilla para los protagonistas.

Hay que evitar dejar esas imágenes íntimas guardadas en la pc o en el teléfono. Además, debemos tener en cuenta que, más allá de que las borremos, siguen existiendo algunos riesgos. Muchas veces sucede que nos olvidamos que están ahí guardadas y pueden terminar en manos de alguien que no sólo disfrute de mirarlas sino que también las publique en algún sitio o red social.

La invasión a la privacidad genera un trauma, donde se pierden los límites entre lo público y lo privado. Las personas dejan de ser el dueñas de su vida, su cuerpo y de su sexualidad. Cuando este límite se rompe, se entra en una crisis, porque la intimidad tiene que ver con aquello que nos diferencia de los demás, lo que nos hace únicos, eso que sólo nos pertenece a nosotros y que elegimos con quien compartir.

Este no es sólo un problema que le sucede a los famosos. Sin duda, cuando los protagonistas son famosos, el material tiene mucha más difusión. Lo que a la mayoría de las personas le preocupa es que estas imágenes lleguen a sus padres, hijos o vínculos más cercanos, y este es un riesgo que se corre más allá de la fama o popularidad que se pueda tener.

Una de las funciones de la sexualidad es la de generar y favorecer la intimidad. Así como la sexualidad construye intimidad, es en la intimidad en donde construimos nuestra sexualidad y a nosotros mismos.

Cuando nuestra intimidad es violada entramos en una crisis muy profunda en la que quedan expuestas imágenes que, hasta ese momento, eran personales. Pero lo que queda expuesto no son sólo imágenes, sino una parte de la persona. Por eso la sensación que se genera es la de una angustia muy profunda y un sentimiento intenso de exposición e indefensión.

Estas situaciones suelen generar dificultades sexuales en las personas que las viven. Después de pasar por esta experiencia, suele costar volver a confiar y poder relajarse, lo cual es fundamental para poder disfrutar de la sexualidad.

Con el tiempo y algunas medidas de seguridad la sexualidad suele volver a la normalidad, pero en algunos casos es necesario consultar a un profesional para lograr atravesar este proceso y superarlo.

Patricio Gómez di Leva

* Patricio Gómez Di Leva – Sexólogo del Departamento de Educación Sexual de preservativos PRIME Argentina
www.prime.com.ar

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Un Comentario

  1. Considero que también, más allá de lo íntimo, privado y esas cosas, hay un deseo inconsciente de ser vistos.
    Ya se sabe que esas cosas, aún borradas, pueden quedar registros. Por qué tener fotos, videos en cualquier situación íntima sabiendo que es muy factible que eso se filtre.
    Entiendo que lo privado es privado y se acabó, pero la gente tampoco entiende que desde el primer momento en que se deja registro de la intimidad, ya deja de ser algo privado.
    Me pregunto qué diría Lacan respecto al «ser mirados» «ser vistos» «mirarse» y esas cosas.

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